El nuevo equipamiento cultural propuesto reivindica la metáfora urbana del ágora como espacio público de relación y reunión del ciudadano.
Busca formar parte de la realidad social y debe, por lo tanto, de tender puentes de relación con los habitantes de la población.
Queremos que el edificio que se diseña, y sus espacios vinculados, se comporten de una manera sensible y optimista con las cualidades positivas del paisaje, equilibrando entorno natural y urbano, ayudando a establecer nuevas condiciones que reconstruyan este área y mejoren, de manera sustancial, las condiciones de vida de los usuarios y del conjunto de sus ciudadanos.
Nuestro espíritu ha sido que el proyecto, encaminado a transformar los usos y el paisaje, no debía borrar el carácter natural que ahora posee. Debe ser una actuación en el que se posibilite la presencia de lo natural, y su convivencia con lo artificial, en su grado máximo de integración. Una actuación que permitiese que la ladera vegetal tenga una continuidad visual con la edificación y que ésta permita un cómodo acuerdo con ella, originando un conjunto de gran permeabilidad y abierto a la ciudad.