Comenzamos con una acción de gran fuerza integradora. Partiremos desde una escala de paisaje con el objeto de imprimir un carácter unitario a la intervención. Definiremos dos o tres puntos de integración y unidad para luego matizarlos a medida que disminuimos la escala de observación. Esto nos permitirá discurrir de una idea general de gran integridad, pero indiferenciada, hacia otras que favorezcan la diferenciación de cada edificación que forma parte del complejo.
Se trata de favorecer la identidad de cada edificación dentro de un marco global de actuación, entendiendo que la cada parte, apoyara la visión del conjunto en su variedad.
No se pretende que los edificios se comporten como volúmenes rígidos e inertes a la luz y al tiempo, por lo que fomentar la diversidad de especie es el camino.
Su definición tratará de establecer unas reglas de juego que permitan que en realidad no sea importante la posición exacta de las cosas, de manera que permita su ajuste con el tiempo, sin que cambie el carácter de una actuación que prevé su desarrollo a lo largo de 15 años..