El aula de cultura busca identificarse con una estructura funcional, de clara lectura y de personalidad abierta ante el ciudadano, quiere integrarse en el contexto urbano, por su posición y configuración, y diferenciarse por singular tratamiento.
El edificio emerge de la plaza separándose al máximo de las edificaciones contiguas y cediendo el máximo espacio publico a la población. Se eleva para gravitar sobre la plaza y presidir su espacio consolidando el paisaje publico de la plaza existente.
Una estructura sólida, de hormigón, a modo de marco plegado, resuelve los laterales y frontaliza la edificación a la plaza. Dentro de ella un volumen cristalino acoge los diferentes usos del programa.
Los usos se visualizan con claridad tiene que percibirse como una organización abierta y transparente, así se conecta la institución con la ciudad de tal forma que, el propio ciudadano pueda ser testigo de su actividad y participar en ella.