La propuesta se configura en base a una idea optimista del lugar. Un lugar que quiere ofrecerse como un sitio para vivir, que potencia la accesibilidad, garantizando una autonomía y un respeto a la intimidad, a cada uno de sus habitantes.
El edificio planteado ofrece un marco para poner en juego las relaciones sociales de sus residentes, facilitando el acceso a visitantes y la labor asistencial del personal en cuanto al desarrollo de sus funciones.
El nuevo centro planteado huye de la imagen y de la filosofía del “edificio hospital”, potenciando la planta libre, de pequeña escala, sin pasillos, sin barreras, donde todas las habitaciones tengan acceso directo al espacio común, dentro de un marco controlado. Promueve una idea doméstica y cercana de la atención entendida bajo las últimas tendencias asistenciales en las que el residente es el centro humano de la atención.