Un emplazamiento en pendiente muy determinante para una casa que tiene vistas al norte al mar y necesita un espacio exterior protegido.

El proyecto responde a la orientación y al paisaje, y queda determinado por las condiciones del terreno y las necesidades del programa. Desarrollamos una vivienda que divide el uso en tres plantas, aprovechando las vistas y el espacio exterior de la planta más alta.

La vivienda asume la división del programa que se materializa en un monolito pétreo encajado contra el monte cubierto por un elemento ligero de madera que posibilita una planta libre. La unidad material pretende enfrentar la pequeña edificación a la gran mole natural. Nos interesa la materialidad, la corporeidad.

Buscamos la variedad al norte y las vistas mediante la creación de pequeños espacios exteriores asimilados dentro de la propia estructura formal de la vivienda. El plano murario, como elemento de composición del edificio, crea vuelos y oquedades para conquistar el aire.